
Si seguramente te habrá pasado, que los médicos que atienden en su casa, parecen distintos a los que están alquilando en una clínica o están en un sanatorio. Parece que no tienen nunca apuro, que los que estamos apurados somos siempre nosotros.
Su humor es distinto y hasta te convidan caramelos o un cafesito. Tienen la sala de espera siempre llenas y atienden todo tipo de afecciones, desde un parto hasta un alzeheimer. Son médicos de barrio, o referentes de ciudades. Me recuerda un médico que muchos conocemos de San Lorenzo que siempre nos decía "me reforzás un poquito de..." (y uno iba una y cien veces al auto).Aquí uno de los más importantes de Ayacucho.